HISTORIA DE LA O.F.S.

El franciscanismo seglar no es algo nuevo, sino que sus orígenes se remontan hasta los tiempos de san Francisco, a principios de siglo XIII. Por aquella época florecieron por Europa grupos de “penitentes” que buscaron seguir una vida de conversión sin abandonar sus ocupaciones cotidianas y que se asociaban, por lo general, en pequeños grupos o fraternidades”. Pensando en ellos, San Francisco de Asís concibió un proyecto de vida evangélica específicamente seglar  dentro de su familia religiosa. Dicho proyecto acabó por concretarse en la “Orden de la Penitencia” o Tercera Orden Franciscana, que en el 1289 recibió del Papa Nicolás IV su propia Regla, en vigor hasta que León XIII la actualizó en el año 1889.


Los terciarios franciscanos han prestado grandes servicios a la Iglesia y han ejercido un destacable influjo sobre la sociedad a lo alargo de la Historia. Desde la “Venerable Orden tercera  de San Francisco” se impulsaron un sinnúmero de cofradías y formas de devoción populares, al mismo tiempo que se fundaron y mantuvieron iniciativas de caridad y de asistencia social, como hospitales y escuelas.

Durante la primera mitad del siglo XX había casi cuatro millones de terciarios franciscanos por el mundo, pertenecientes no solo a la Iglesia Católica, sino también a otras confesiones cristianas, como la Iglesia Anglicana o el calvinismo.

Después de que el Concilio vaticano II pusiera de relieve la importancia del papel de los laicos en la vida de la Iglesia, se vio necesario profundizar en la identidad, dignidad y misión de los seglares dentro de la Familia Franciscana Seglar, aprobada en 1978 por Pablo VI con la intención de acomodar la espiritualidad penitencial franciscana al mundo actual. Junto a la regla, la Santa Sede promulgó unas nuevas Constituciones Generales en el año 2000, que son las que en la actualidad regulan la vida de las Fraternidades Franciscanas Seglares, que agrupan a más de 400.000 miembros profesos en todo el mundo.

Tras este proceso de renovación, los franciscanos seglares tratamos de vivir nuestro carisma en la sociedad actual como personas que, en su actual estado de vida, se sienten llamadas a seguir a Jesucristo y a hacer el Evangelio el centro de sus vidas siguiendo el ejemplo de san Francisco de Asís. Esa vocación nos lleva con el paso del tiempo a emitir una “profesión” o compromiso de vida evangélica, que se concreta en los siguientes aspectos, que aparecen recogidos en la Regla de la Orden Franciscana Seglar:

  • Vivir bajo un continuo espíritu de conversión, buscando la persona viviente de Cristo en los hermanos, en las Escrituras, en la Iglesia y en la oración y acciones litúrgicas.


  • Dar testimonio de Cristo ante las gentes, mediante las palabras y sobre todo mediante la vida, cumpliendo fielmente las obligaciones propias de la condición de cada uno. El seglar franciscano considera por ello el trabajo como un don de Dios y un instrumento de  participación en la creación y de servicio a la comunidad. Además vive en la propia familia el espíritu franciscano de paz, fidelidad y respeto a la vida.


  • Una actitud de desapego hacia los bienes terrenos, simplificando las exigencias materiales, para de este modo poder hacerse mas libres para el amor de Dios y de los hermanos.


  • La construcción de un mundo más fraterno y evangélico, participando activamente en aquellas iniciativas que busquen la promoción de la justicia, mostrando una actitud de respeto por todas las criaturas y apareciendo en la sociedad como portadores de pazy mensajeros de la perfecta alegría.


Un rasgo fundamental en la vida de los franciscanos seglares es su llamada a vivir el Evangelio en comunión fraterna. Con tal fin, nos agrupamos en comunidades eclesiales que reciben el nombre de Fraternidades. Cada Fraternidad es independiente y tiene su propia vida, aunque al mismo tiempo se mantiene en comunión con las demás Fraternidades que forman la Orden Franciscana Seglar, que se integran en Consejos de niveles regionales, nacionales e internacionales. Y todo ello en comunión con el resto  de los componentes de la Familia Franciscana, que a menudo nos ofrecen su asistencia espiritual.


En la vida cristiana, los franciscanos seglares vivimos estos compromisos de muy diversas maneras. Muchos asumimos servicios concretos en Parroquias, en ONG¨s y en grupos de misiones o de ayuda a los más necesitados.
Algunas fraternidades seglares franciscanas  se encuentran a cargo de instituciones asistenciales creadas por ellas mismas, como hospitales o residencias de ancianos. Sin embargo, el ámbito prioritario donde el franciscano seglar vive su compromiso cristiano y su vocación no es otro que la familia, el trabajo y la sociedad que le rodea. Su apostolado preferente es ante todo el testimonio personal en el ámbito en que vive, en el que esta llamado a vivir como levadura, como instrumento de paz, de amor fraterno y de esperanza y alegría, desde el espíritu de la minoridad.








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